“¡Tú eres bendita!”


“¡Tú eres bendita!”

Miércoles XXIII


Evangelio Diario y Meditación

+Santo Evangelio

Evangelio según san Lucas   1, 39-47
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
“¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.
María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador”.


+Meditación

 San Ambrosio
Habiendo el ángel anunciado cosas ocultas para confirmar la fe con su ejemplo, anunció a la Virgen la concepción de una mujer estéril. Cuando María oyó esto, no como incrédula del oráculo, ni como incierta del mensajero, ni como dudando del ejemplo, sino como alegre del voto, religiosa por su oficio y transportada de gozo, se dirigió hacia las montañas. De donde sigue: "Levantándose María en aquellos días, se fue a las montañas". Llena ya de Dios ¿dónde había de ir con presteza sino hacia las alturas?
 María, pues, que antes estaba sola en el mayor recogimiento, no fue detenida lejos del público por su pudor. La aspereza de las montañas no arredró su celo, ni lo largo del camino retardó sus servicios. Aprended también, vírgenes, de la humildad de María. Viene la cercana a la próxima, la más joven a la más anciana. Y no sólo viene, sino que también saludó la primera, por lo que sigue: "Y saludó a Isabel". Conviene, pues, que cuanto más casta sea una virgen, más humilde sea y deferente para los superiores en edad. Debe ser maestra en humildad la que profesa la castidad. Hay también una causa de piedad, porque el superior viene al inferior para asistirlo. María viene a Isabel, Cristo a Juan. 


Reflexión: El profeta ve y oye mejor que su madre y saluda al Príncipe de los profetas. Mas no pudiendo con palabras, lo saluda en el vientre -lo cual constituye la cúspide de la alegría-. ¿Quién ha tenido noticias alguna vez de que alguien haya saltado de gozo antes de nacer? La gracia insinuó cosas que eran desconocidas a la naturaleza. El soldado, encerrado en el vientre, conoció al Señor y al Rey que había de nacer, sin que el velo del vientre obstaculizase la mística visión. Por tanto, vio, no con los ojos de la carne sino con los del espíritu. (Griego)


+Comunión Espiritual:

De Santa Margarita María Alacoque
  “Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado.” Amén.