Vayan por todo el mundo




Vayan por todo el mundo


Sábado Octava de Pascua


Evangelio Diario y Meditación




  • Oración al Espíritu Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén




+ Santo Evangelio


Evangelio según San Marcos 16,9-15. 

Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. 

Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. 

Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. 

Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. 

Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron. 

En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. 

Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación."   




+ Meditación Patrística:


Primer Punto: Así como Sansón no sólo salió de Gaza a medianoche, sino que se llevó las puertas, así resucitando antes del día nuestro Redentor no solamente salió libre del infierno, sino que también destruyó sus barreras. San Marcos dice que el Señor lanzó siete demonios de María, y ¿qué significan estos siete demonios sino los todos los vicios del mundo? Porque así como se comprende todo el tiempo en siete días, se comprenden o representan todas las cosas en el número siete. Por eso los siete demonios que tuvo María significan todos los vicios de que estuvo llena.

La razón de que tardaran en creer los discípulos en la resurrección del Señor no dependió tanto de su flaqueza, como de nuestra futura fortaleza, o por mejor decir, seguridad. ¿Qué otra cosa significa aquí la duda de los Apóstoles sobre la resurrección, que les fue demostrada con multitud de argumentos, que conocemos ahora nosotros por la Historia Sagrada, sino nuestra fe fortalecida en su duda?

"Después de esto se apareció, bajo otro aspecto, a dos de ellos", etc. (San Gregorio Magno)


Segundo Punto: En sentido místico, se ha de dar a este pasaje la interpretación de que la fe trabaja durante la vida activa en el mundo, y reina en el otro contemplando la visión segura ya. Aquí no vemos más que la imagen de las cosas como en un espejo; allí veremos frente a frente la verdad. Por esto se mostró en otra figura a los que iban de camino, esto es, a los que trabajan. Y no se cree a los que traen la nueva, porque vieron como Moisés lo que no bastaba a éste, por lo que dice: "Muéstrame tu gloria" (Ex 33,18). Olvidado de su carne pide en esta vida lo que esperamos recibir en la otra. (San Jerónimo)


 Tercer Punto: Increpa, pues, su dureza, para que oigamos nosotros sus avisos. "Por último, les dijo: Id por todo el mundo; predicad el Evangelio a todas las criaturas". Con el nombre de toda criatura señala al hombre, puesto que tiene algo de todas ellas, como el ser con las piedras, el vivir con los árboles, el sentir con los animales, el entender con los ángeles. Así que se predica el Evangelio a toda criatura cuando se predica para el hombre solo. Porque sólo él es enseñado, y para él ha sido creado todo, no siéndole extraño nada por cierta semejanza que tiene con todo. También se puede entender por todas las criaturas a todas las naciones. Antes había sido dicho: "No vayáis ahora a tierra de gentiles " (Mt 10,5); ahora se dice: "Predicad el Evangelio a todas las criaturas"; para que la predicación apostólica, que antes fue rechazada por los judíos, venga en nuestro auxilio cuando, por haberla rechazado éstos en su soberbia, sea un testimonio de su condenación. (San Gregorio Magno)



  •  Mensaje 

“Queridos hijos, a pesar de que una gran gracia del cielo os es prodigada especialmente, vuestros corazones permanecen duros y sin respuesta.Hijos míos, ¿Porque no me entregáis completamente vuestros corazones? Sólo deseo poner en ellos paz y salvación: poner a mi Hijo. Con mi Hijo, vuestras almas alcanzarán nobles metas y nunca se perderán. Aún en la mayor oscuridad encontraréis el camino. Queridos hijos, decidiros por una nueva vida con el nombre de mi Hijo en vuestros labios. Gracias. ” (Mensaje, 2 de enero de 2009)




• Coloquio:  


 Por favor, perdónanos por las veces que hemos fallado, por las veces que hemos sido ciegos y sordos a Tu amor y a los signos de Tu amor. Abre nuestros ojos, abre nuestros corazones y Te pedimos que por favor bendigas a los videntes, a fin de que puedan cumplir con su tarea en este mundo conforme a Tu voluntad. Bendice a esta Parroquia y a todos los Sacerdotes y Hermanas que viven y trabajan aquí. Bendice a todos los peregrinos y a todos los Sacerdotes que vienen con ellos, que a su vez oyen confesiones incansablemente y luego comparten sus testimonios. Bendice a todos los que oran en familia y han formado grupos de oración. (Fr. Slavko Barbaric, Medjugorje, Mayo 29 de 1997)



  •  Comunión Espiritual:

 “Padre eterno, permitid  que os ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)