Edificó su casa sobre roca



Edificó su casa sobre roca

Jueves I de Adviento

Evangelio Diario y Meditación

  •   Oración al Espíritu Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén


+Santo Evangelio

Evangelio según san Mateo 7, 21.24-27:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».


+ Meditación Patrística:

Primer Punto: Debemos cuidar de no ser engañados en el nombre de Cristo por los herejes, o por los que lo entienden mal, o por los que aman el mundo, y por ello dice: "No todo el que me dice: Señor, Señor", etc. Pero veamos cómo puede concordar con esta sentencia aquella otra del Apóstol: "Ninguno puede decir: Señor Jesús si no lo dice inspirado por el Espíritu Santo". No podemos decir que aquellos que no entran en el reino de los cielos tienen el Espíritu Santo, pero el Apóstol puso propiamente esta palabra ( 1Cor 12,3): dice, para dar a conocer la voluntad y el entendimiento del que habla. Habla con propiedad aquel que manifiesta su voluntad y su pensamiento por medio de la voz. El Señor puso aquí en general la palabra decir. Parece que también dice aquel que ni quiere ni entiende lo que dice.  (San Agustín)


Segundo Punto: El profetizar, hacer cosas admirables y arrojar los demonios (aun cuando sea por virtud divina) no constituye mérito alguno en aquel que ejecuta tales cosas, sino que, o la invocación del nombre de Cristo hace esto, o se concede para condenación de aquellos que lo invocan, o para utilidad de los que ven u oyen tales prodigios. Para que ellos, aunque desprecien a los hombres que hacen tales signos, honren, sin embargo, a Dios, con cuya invocación tantos milagros se hacen. Saúl ( 1Sam 10), Balaán ( Núm 23) y Caifás ( Jn 11) vaticinaron; y según leemos en los Hechos de los Apostóles ( Hech 19), los hijos de Sceva arrojaban los demonios en la apariencia, y el apóstol Judas se dice que hizo también muchos prodigios entre los demás apóstoles, cuando ya había concebido la idea de ser traidor. (San Jerónimo)


  • Coloquio y Comunión Espiritual:

 “Padre eterno, permitid  que os ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)

Eterno Padre os ofrezco la Sangre, el Alma, el Espíritu, el Cuerpo y la Divinidad preciosísima de Tu Hijo Jesús en expiación de mis pecados, los pecados del mundo entero y las necesidades de nuestra Santa Iglesia Católica. Amén.