Revelado a los pequeños


Revelado a los pequeños

Martes I Adviento


Evangelio Diario y Meditación

  •   Oración al Espíritu Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén


+Santo Evangelio

Evangelio según san Lucas 10, 21-24:

En aquella hora Jesús se lleno de la alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».


+ Meditación Patrística:

Primer Punto:  No se alegra y da gracias porque ocultaba los misterios a los escribas y fariseos (esto en verdad no era motivo de alegría, sino de tristeza); sino que da gracias porque los pequeños conocieron lo que los sabios habían ignorado. Por esto da gracias al Padre, con quien hace El esto a la vez, demostrando la excesiva caridad con que nos amó. Manifiesta también a continuación que la causa de esto es su voluntad y la del Padre, quien hacía todo esto por voluntad propia. 


Segundo Punto: Después de haber dicho que el Padre le había dado todas las cosas, se eleva a su propia gloria y excelencia, demostrando que el Padre no lo supera en nada; por lo que añade: "Y ninguno conoce quién es el Hijo sino el Padre", etc. La capacidad de la criatura no puede comprender el modo de la sustancia divina, que supera a toda inteligencia, ni su hermosura, que está sobre toda concepción; pero la naturaleza divina conoce en sí misma lo que es. Y así el Padre, por lo que es, conoce al Hijo; y el Hijo, por lo que es, conoce al Padre, sin que intervenga diferencia alguna en cuanto a la naturaleza de la divinidad. Nosotros creemos que es Dios; mas lo que es en su naturaleza es incomprensible. Si, pues, el Hijo es creado, ¿cómo El sólo conocería al Padre?; o ¿cómo sólo lo conocería el Padre? Porque conocer la naturaleza divina es imposible a toda criatura; pero conocer la naturaleza de las cosas creadas, (cómo son) no excede los límites de la sana inteligencia, aun cuando supere a la nuestra. (San Cirilo)


  • Coloquio y Comunión Espiritual:

 “Padre eterno, permitid  que os ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)


Eterno Padre os ofrezco la Sangre, el Alma, el Espíritu, el Cuerpo y la Divinidad preciosísima de Tu Hijo Jesús en expiación de mis pecados, los pecados del mundo entero y las necesidades de nuestra Santa Iglesia Católica. Amén.