Este es aquel...



Jueves 3 de Enero

Evangelio Diario y Meditación

  •   Oración al Espíritu Santo
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén


+Santo Evangelio

Evangelio según san Juan 1, 29-34:
Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua para que sea manifestado a Israel.»
Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado el Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»


+ Meditación Patrística:

Primer Punto: ¿Qué otra oblación puede hacerse todos los días que sea digna del ser inteligente sino el Verbo florido y vigoroso, llamado por antonomasia el Cordero? Por lo tanto esto se considerará como la oblación de la mañana, en cuanto se refiere a la frecuencia con que el alma se detiene en las cosas divinas, dada la condición de nuestra alma, que no puede estar siempre en los conceptos altísimos por estar unida con el cuerpo, que es terreno y pesado. De esta palabra, según la cual llamamos a Jesucristo Cordero, podemos deducir lo demás y por qué razón nos inclinamos a las cosas temporales, a la manera que nos tendemos a la llegada de la tarde. Y el que ofreció este cordero para sacrificarle fue el mismo Dios escondido en el hombre, gran sacerdote, que dijo: "Ninguno separará mi alma de mí, porque soy yo quien la depongo" ( Jn 10,18). Por esto dice: "Cordero de Dios", porque El, tomando sobre sí nuestras aflicciones y quitando los pecados de todo el mundo, recibió la muerte como bautismo. Y no pasa sin corrección para Dios nada de lo que hacemos contrario a su Ley, la cual ha de cumplirse aun a costa de las mayores dificultades. (Orígenes).

Segundo Punto: Cuando el Señor fue conocido, en vano se le preparaba camino, porque El mismo se ofrece como camino a los que le conocen. Y así no duró por mucho tiempo el bautismo de San Juan sino hasta que se dio a conocer el Dios de la humildad. Y, además, para darnos ejemplo de esta virtud y enseñarnos a obtener la salvación por medio del bautismo, recibió El el bautismo del siervo. Y para que no fuese preferido el bautismo del siervo al bautismo del Señor, fueron bautizados otros con el mismo bautismo del siervo. Mas los que fueron bautizados con el bautismo del siervo, convenía también que fuesen bautizados con el bautismo del Señor. Porque los que son bautizados con el bautismo del Señor no necesitan del bautismo del siervo. (San Agustín)

 Tercer Punto: Y dice que descansó sobre El, porque el Espíritu Santo viene sobre todos los fieles. Pero permanece siempre de una manera especial únicamente sobre nuestro mediador, porque el Espíritu Santo nunca se separa de la humanidad de Jesucristo, de cuya divinidad procede. Mas como dice a sus discípulos respecto del mismo Espíritu Santo: "Con vosotros permanecerá" (Jn 14,17), ¿cómo es que permanece sobre Jesucristo como una figura especial? Esto lo comprenderemos más rápido si conocemos los dones del Espíritu Santo. Porque Este permanece siempre en sus escogidos por medio de sus dones: la mansedumbre, la humildad, la fe, la esperanza y la caridad, sin los cuales no puede llegarse a la vida eterna. Mas en aquellos en quienes a través de la manifestación del Espíritu no se guarda nuestra vida, sino que se va detrás de otros asuntos, no siempre permanece, sino que algunas veces deja de manifestar sus signos para que sus virtudes sean tomadas con mayor humildad. Mas Jesucristo siempre le tuvo presente en todas las ocasiones. (San Gregorio)


  • Coloquio:
 Aquel mismo amor que os hizo bajar del cielo para venir a buscar la oveja perdida,  ha hecho que me sufrieseis tanto,  y no me abandonaseis.
Jesús mío,  ahora Vos me buscáis,  y yo os busco también.  Siento ya que vuestra gracia me asiste;  me asiste con el dolor de mis pecados,  que aborrezco sobre todo mal;  me asiste con el grande deseo que tengo de amaros y daros gusto.
Si,  mi Señor,  os quiero amar y complacer cuanto pueda.  Por una parte, me da verdadero temor mi fragilidad y debilidad,  contraída por causa de mis pecados;  pero por otra,  es más grande la confianza que me da vuestra gracia,  haciéndome esperar en vuestros méritos,  y dándome grande ánimo para decir: Todo lo puedo en quién me conforta. 

  • Comunión Espiritual:
 “Padre eterno, permitid  que os ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)