Separados de mí, nada pueden hacer


Separados de mí, nada pueden hacer 

Miércoles V  de Pascua


Evangelio Diario y Meditación

+Santo Evangelio

Evangelio según San Juan 15,1-8. 
Jesús dijo a sus discípulos: 
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. 
El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. 
Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. 
Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. 
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. 
Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. 
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. 
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»


+Meditación:

San Luís María de Griñón de Monfort  
[Jesús] es nuestro único Maestro que debe enseñarnos, nuestro único Señor de quien debemos depender, nuestra única Cabeza a la que debemos estar unidos, nuestro único Modelo a quien debemos asemejarnos, nuestro único Médico que debe curarnos, nuestro único Pastor que debe alimentarnos, nuestro único Camino que debe conducirnos, nuestra única Verdad que debemos creer, nuestra única Vida que debe vivificarnos y nuestro único Todo que en todo debe bastarnos. No nos ha sido dado bajo el cielo otro nombre por el que nosotros debamos salvarnos. Dios no nos ha dado otro fundamento de salvación, perfección y gloria que Jesucristo: todo edificio que no esté construido sobre esta roca firme, se apoya en arena movediza, e infaliblemente se derrumbará tarde o temprano. Todo fiel que no esté unido a Cristo como el sarmiento a la vid, caerá, se secará y lo echarán al fuego. Si permanecemos en Jesucristo, y Jesucristo en nosotros, no debemos temer a la condenación; ni los ángeles del cielo, ni los hombres de la tierra, ni los demonios del infierno, ninguna creatura podrá hacernos daño, porque nadie podrá separarnos de la caridad de Dios presente en Cristo Jesús. 



+Comunión Espiritual:

De Santa Margarita María Alacoque
  “Padre eterno, permitid  que os  ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado.” Amén.