Así estaba escrito



Miren mis manos y mis pies


Jueves Octava de Pascua


Evangelio Diario y Meditación



  • Oración al Espíritu Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén




+ Santo Evangelio


Evangelio según San Lucas 24, 35-48. 

Los discípulos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. 

Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". 

Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? 

Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo". 

Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. 

Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?". 

Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. 

Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos". 

Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. 

Ustedes son testigos de todo esto."  




+ Meditación Patrística:


Primer Punto: La paz es un don y una cosa dulce, que sabemos proviene de Dios, según lo que el Apóstol dice a los Filipenses: "La paz de Dios" ( Flp 4,7), y aquéllo de: "Dios de la Paz" ( 2Cor 13,11) y Dios mismo es la Paz, según aquéllo de: "El es nuestra paz" ( Ef 2,14). La paz es un bien recomendado a todos, pero observado por pocos. ¿Cuál es la causa de ello? Acaso el deseo del dominio, o la ambición, o la envidia, o el aborrecimiento del prójimo, o el desprecio, o alguna otra cosa que vemos a cada paso en los que desconocen al Señor. La paz procede de Dios, que es quien todo lo une, cuyo ser es unidad de su naturaleza y de su estado pacífico. La transmite a los ángeles y a las potestades del cielo, que están en constante paz con el Señor y consigo mismos. También se extiende por todas las creaturas que desean la paz. En nosotros subsiste, según el espíritu de cada cual, por medio de la búsqueda y ejercicio de las virtudes, y según el cuerpo, en el equilibrio de los miembros y los elementos de que se forma. Lo primero se llama belleza, lo segundo salud. (San Cirilo)


Segundo Punto: El Señor dijo esto para indicarnos la forma en que tendrá lugar la resurrección, porque lo que se toca es cuerpo, y en cuerpo habremos de resucitar. Pero aquél será más sutil, mientras éste es más rudo por estar sujeto todavía a las caídas de la carne. Jesucristo, por lo tanto, no entró en el recinto cerrado porque su naturaleza fuese incorpórea, sino porque su naturaleza humana tenía ya las cualidades de un cuerpo glorioso. (San Ambrosio)


 Tercer Punto: Los apóstoles y los discípulos de Nuestro Señor, como hijos sin padre y soldados sin capitán, habiéndose retirado llenos de temor en una casa, el Salvador se les apareció para consolarlos en su aflicción, y les dijo « ¿Por qué tienen miedo y están afligidos? Si es la duda de que lo que les prometí sobre mi resurrección no va a ocurrir, la paz sea con ustedes, permanezcan en la paz, que la paz se haga en ustedes, porque he resucitado. Miren mis manos, toquen mis heridas; soy yo, no teman, la paz sea con ustedes»… 

      Como si quisiera decir: « ¿Qué tienen mis apóstoles que están todos temerosos y llenos de miedo? ahora ya no tienen por qué, pues les he adquirido para ustedes la paz que les doy. No solamente mi Padre me la debe porque soy su Hijo, sino también porque la he comprado al precio de mi sangre y de estas llagas que les muestro. De ahora en adelante, no sean cobardes ni temerosos, pues la guerra ha terminado. Tuvieron razones de temer durante los días pasados cuando vieron que me latiguearon…, cuando me golpearon, cuando me coronaron de espinas, cuando me hirieron desde la cabeza hasta los pies y que me clavaron en la cruz. Sufrí toda clase de oprobios, de desamparos y de ignominias…Pero ahora no teman más, que la paz sea en sus corazones, porque he salido victorioso y he vencido a todos mis adversarios: he vencido al diablo, al mundo y a la carne…Hasta esta hora les he dado varias veces mi paz, ahora les muestro como la adquirí…Todo lo que doy a mis más queridos, es la paz; por eso, la paz a ustedes, y a todos los que creerán en mí.». (San Francisco de Sales)




+ Mensaje


“¡Queridos hijos! Vengo entre ustedes porque deseo ser su Madre, su intercesora. Deseo ser un vínculo entre ustedes y el Padre celestial, su mediadora. Deseo tomarlos de las manos y caminar con ustedes en la lucha contra el espíritu impuro. Hijos míos: conságrense totalmente a mí. Yo tomaré sus vidas en mis manos maternas y les enseñaré la paz y el amor, y entonces las entregaré a Mi Hijo. A ustedes les pido que oren y ayunen, porque solamente así sabrán testimoniar, de manera correcta, a mi Hijo por medio de mi Corazón materno. Oren por sus pastores, para que unidos en mi Hijo puedan siempre, anunciar alegremente, la Palabra de Dios. Les agradezco.” (Mensaje, 18 de Marzo 2012)




+ Coloquio


Danos la fortaleza para que, a través de nuestra vida, lleguemos a ser apóstoles del amor. Perdónanos por todo lo que no es amor en nosotros. Te pedimos a nombre de todos los bautizados y de todos los que se llaman cristianos que podamos decidirnos por el amor y la paz. Te rogamos que nuestros corazones se abran a la resurrección que Tú, oh Jesús, nos ofreces por medio de Tu Resurrección. María, contigo le pedimos al Señor que nos bendiga a todos, a todos los peregrinos y al mundo entero, a fin de que este año del Espíritu Santo seamos iluminados y que por Tu intercesión encontremos el camino al Señor. Por Cristo Nuestro Señor, ¡una feliz Pascua de Resurrección! Amén.  (Fr. Slavko Barbaric, Medjugorje, Marzo 27 de 1998)




  • Comunión Espiritual:


 “Padre eterno, permitid  que os ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado. Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)