Pidan y recibirán



Pidan y recibirán


Sábado VI de Pascua


Evangelio Diario y Meditación



 

+ Oración al Espíritu Santo


 Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén




+ Santo Evangelio


Evangelio según San Juan 16, 23b-28. 

Aquél día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre. 

Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta. 

Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre. 

Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes, ya que Ël mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios. 

Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre". 




+ Meditación Patrística:


 Primer Punto: Como eran encubiertas las cosas que les había dicho, añadió: "Hasta ahora os he hablado en parábolas; pero ha llegado la hora en que ya no os hablaré con ellas". Esto es, vendrá el tiempo en que sabréis manifiestamente todas las cosas (hablaba del tiempo de su resurrección), y os manifestaré claramente las cosas de mi Padre. Y en verdad estuvo reunido con ellos por espacio de cuarenta días, hablándoles del reino de Dios. Y dice ahora: "Poseídos de temor no os fijáis en lo que se os dice; pero entonces, viéndome resucitado, podréis decirlo todo abiertamente". (San Juan Crisóstomo)


 Segundo Punto: Salió del Padre porque del Padre es, y vino al mundo para manifestar al mundo su humanidad tomada de la Virgen. El dejó el mundo y subió al Padre llevando con El su humanidad, pero sin abandonar al mundo de su presencia y gobernación; porque de tal modo vino al mundo al salir del Padre, que no se separó de su Padre. Pero leemos que nuestro Señor Jesucristo, después que resucitó, fue preguntado y rogado por sus discípulos al subirse al cielo, cuándo restablecería el reino de Israel. Y subido al cielo le pidió San Esteban que recibiera su alma: ¿y quién se atreverá a decir que no debe ser rogado siendo inmortal el que lo era siendo mortal? Parece que dice: En aquel día no me pediréis nada. No debe referirse esto al tiempo que resucitó, sino a aquel otro en que le veremos como es, cuya visión no gozaremos en esta vida temporal, sino en la eterna ( 1Jn 3), en la que ya nada pediremos ni preguntaremos, porque nada nos quedará que desear ni que saber. (San Agustín) 


 Tercer Punto: Hijos míos, vuestro corazón es pequeño, pero la oración lo dilata y lo hace capaz de amar a Dios. La oración es una degustación anticipada del cielo, hace que una parte del paraíso baje hasta nosotros. Nunca nos deja sin dulzura; es como una miel que se derrama sobre el alma y lo endulza todo.

 En la oración hecha debidamente, se funden las penas como la nieve ante el sol.

 Otro beneficio de la oración es que hace que el tiempo transcurra tan aprisa y con tanto deleite, que ni se percibe su duración. Mirad: cuando era párroco en Bresse, en cierta ocasión, en que casi todos mis colegas habían caído enfermos, tuve que hacer largas caminatas, durante las cuales oraba al buen Dios, y creedme, que el tiempo se me hacía corto.

 Hay personas que se sumergen totalmente en la oración como los peces en el agua, porque están totalmente entregadas al buen Dios. Su corazón no está dividido. ¡Cuánto amo a estas almas generosas! San Francisco de Asís y santa Coleta veían a nuestro Señor y hablaban con del mismo modo que hablamos entre nosotros.

 Nosotros, por el contrario, ¡cuántas veces venimos a la Iglesia sin saber lo que hemos de hacer o pedir! Y, sin embargo, cuando vamos a casa de cualquier persona, sabemos muy bien para qué vamos. Hay algunos que incluso parece como si le dijeran al buen Dios: "Sólo dos palabras, para deshacerme de ti..." Muchas veces pienso que cuando venimos a adorar al Señor, obtendríamos todo lo que le pedimos si se lo pidiéramos con una fe muy viva y un corazón muy puro. (Santo Cura de Ars)




+ Mensaje


“Queridos hijos, en este tiempo los llamo a regresar a Dios y a la oración. Invoquen la ayuda de todos los Santos a fin de que sean para ustedes ejemplo y ayuda. Satanás es fuerte y lucha por atraer cuantos corazones sea posible. Quiere la guerra y el odio. Por eso llevo,  tanto tiempo con ustedes, para conducirlos por el camino de la salvación, hacia Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida. Hijitos, regresen al amor a Dios y Él será su fuerza y su refugio. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!” (25 DE OCTUBRE DEL 2020)




+ Coloquio


 Dios, Padre nuestro, gracias porque Tú eres nuestro Padre y porque nos has llamado a ser Tus hijos. Gracias porque nos has revelado Tu amor por medio de Jesucristo, Tu Hijo, que se hizo hombre. Te alabamos por la misericordia que nos has mostrado en El. Te damos gracias porque nos has prometido enviarnos a Tu Espíritu Santo y especialmente por habernos enviado a María para que pueda guiarnos en este tiempo de gracia. Te pedimos, oh Dios, Padre nuestro, que abras nuestros corazones y nos liberes de todo lo que nos cierra a Ti. Danos la gracia de regocijarnos con Tu Palabra. Danos la gracia de poder entenderla y aceptar Tu voluntad sin miedo. (Fray Slavko Barbaric, 27 de Noviembre 1997)




+ Comunión Espiritual


 “Padre eterno, permitid  que os ofrezca el Corazón de Jesucristo,  vuestro  Hijo muy  amado, como se ofrece Él mismo, a Vos  en sacrificio. Recibid  esta ofrenda por mí, así como por todos los deseos, sentimientos, afectos  y actos de este Sagrado Corazón. Todos son  míos, pues Él se inmola por mí,  y yo no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos para concederme por  sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia  final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y alabanza que ofrezco a vuestra  Divina Majestad, pues por el Corazón de Jesús sois dignamente honrado y glorificado.I Amén.” (De Santa Margarita María Alacoque)